miércoles, 10 de junio de 2009

sábado, 6 de junio de 2009

Alonso destapa la realidad

El aliento de Estambul se muere en los dos grandes puentes que unen Europa y Asia. Allí se forman atascos descomunales apenas diluidos después de kilómetros de autovía. La serpiente de coches se va camino de Ankara e ignora Istambul Park, el flamante circuito de Fórmula 1 propiedad de Bernie Ecclestone. La ciudad piensa más en festejar el título de Liga del Besiktas con un barrio engalando de arriba abajo en blanquinegro o en recibir a lo grande a Frank Rijkaard, aparecido ayer por el aeropuerto Atatürk como la gran esperanza del Galatasaray para la próxima temporada. En la imponente instalación, ni un alma. Una enorme lona negra cubre una de las tribunas porque apenas se esperan espectadores. Hubo pocos en las cuatro presencias anteriores de la Fórmula 1 y la crisis tampoco parece ayudar para relanzar la carrera. Los organizadores dudan si podrán continuar más allá de 2011, cuando termina su contrato.

En el paddock, todas las apuestas miran de nuevo a Jenson Button, dispuesto a continuar con la dictadura de los Brawn. Nadie repara en que el inglés no ha pasado de la decimosegunda posición en los ensayos libres de ayer y por eso tampoco impresiona demasiado el segundo puesto de Fernando Alonso. «¿Sexto?, ¿dónde hay que firmar?», dice el piloto asturiano ante un pronóstico para la sesión de clasificación de hoy por la tarde (13 horas, La Sexta). «Son tiempos ficticios», dice. El piloto coloca el potencial de su coche en el mismo grupo que McLaren, Toyota y Williams, por detrás de los intocables Brawn, los esperanzadores Red Bull y los renacidos Ferrari. Los rojos también pueden tener algo que decir. A su resurgir se añade el dominio abrumador de Massa, vencedor en las tres últimas citas turcas. La otra, en 2005, fue para Raikkonen, que corría entonces para McLaren

. Las cargas de gasolina explican los tiempos de las tandas libres. Se intuye un ligero despertar de las flechas de plata, pero nadie duda de Jenson Button y Rubens Barrichello. Los coches de Ross Brawn aguardan a la hora de la verdad para dar el zarpazo. El piloto inglés lo tenía ayer clarísimo. Al acabar la segunda sesión libre, todos los coches se sitúan en la parrilla para simular una salida. Buttón llevó el monoplaza número 22 al hueco del poleman. Y desde allí inició el ritual del comienzo de carrera.

Fernando Alonso se había pasado media sesión peleado con el nuevo apéndice delantero, un alerón que no utilizará hoy porque los mejores tiempos llegaron con el viejo elemento. El asturiano no tiene ninguna duda de quién mandará esta tarde y tampoco del rendimiento que le dará su monoplaza. «No se puede esperar que vayamos mejor aquí porque el coche es igual que las carreras anteriores». Entre las dos tandas, Alonso completó 59 vueltas, una más que las obligadas para la carrera del domingo. «Me sigo divirtiendo aunque no gane, cada día es un reto, una lucha, por ejemplo, contra tu compañero. A Piquet llevo un año y medio ganándole todos los sábados y por lo que a veces oigo parece que es un cojo. Ganó aquí en 2007 en la GP2 y contra él corría Hamilton». Alonso reivindica el valor de su trabajo y anuncia una y otra vez que su equipo no se rendirá. Es también una cuestión de marketing. Renault anda a la búsqueda de patrocinador, después de que ING anunciara que abandona. Y el equipo no se puede dejar ir y pensar sólo en la próxima temporada. Briatore quiere la imagen ganadora del último tramo de la anterior campaña, todo un reclamo para inversores. De momento, una firma rusa de telecomunicaciones se estrena este fin de semana en el mono de los pilotos. El acuerdo se hizo oficial en Mónaco.

«Renault seguirá, no tengo ninguna duda», dice una voz autorizada del paddock frente a los rumores que sitúan al equipo fuera de la F1 y a la marca como simple motorizadora de otras escuderías.

En la imagen Fernando Alonso comenta los problemas del R29 durante la sesión de clasificación del GP de Turquía.(Kerim Okten / EFE)