lunes, 29 de septiembre de 2008

Alonso ya tiene argumentos para seguir en Renault

Tras su victoria en Singapur
Alonso ya tiene argumentos para seguir en Renault




El reencuentro con el triunfo del español Fernando Alonso en el Gran Premio de Singapur no sólo le he reconciliado con el Mundial de Fórmula Uno, en el que llevaba más de un año alejado de la gloria, sino que además le ha aportado argumentos para seguir un año más en el equipo Renault.

Nada más acabar el primer gran premio nocturno de la historia del Mundial de Fórmula Uno, tanto Alonso como su jefe, el italiano Flavio Briatore, y el resto de responsables de la escudería alabaron el comportamiento del monoplaza R28 durante todo el fin de semana, a excepción de la sesión de clasificación del sábado, en la que una avería en la bomba de la gasolina relegó al piloto español a la decimoquinta plaza de la formación de salida.
El R28 fue siempre competitivo en un circuito exigente para los pilotos y no tanto para los motores. Aunque, eso sí, en Singapur las manos de los pilotos eran más importantes que otra cosa. Y a Alonso le sobran habilidades, como quedó claro en dos de las tres sesiones libres y, sobre todo, en la carrera de domingo. "Fernando sabe los esfuerzos que estamos haciendo para ofrecerle un coche ganador", fueron las palabras de Briatore después del gran premio, con lo que quería dejar claro que en Singapur se puso la guinda a un trabajo de potenciación del monoplaza que comenzó a palparse hace al menos cuatro carreras.
Alonso, además, estuvo durante todo el fin de semana destacando las cualidades de su coche y el trabajo de todo su equipo. Ni siquiera la avería del sábado puso en duda su permanencia, aún no segura, en el equipo francés, ni la opción de marcharse a otro equipo. "Siempre digo que mi primera opción es seguir en Renault. Para conocer la decisión final habrá que esperar muy probablemente al final de la temporada", señaló Alonso al poco de lograr su vigésima victoria en la Fórmula Uno.
Un años más en Renault
Ni la avería del sábado, en el lado negativo (marcharse), ni su triunfo del domingo, en el positivo (quedarse), serán, según Alonso, los factores que le inviten a inclinar la balanza de uno u otro. Pero los triunfos puede ejercer un mayor peso para que el fiel elija un lugar u otro.
La carrera del domingo sirvió también para dejar claro que en este deporte siempre hay lugar para episodios insospechados. Comenzar la carrera desde el decimoquinto puesto de la parrilla puede ser una ruina para cualquier piloto, y Alonso tenía claro el sábado que su carrera estaba perdida. Pero a veces surgen episodios que dan la vuelta a los órdenes establecidos y a las lógicas. En el caso de Fernando Alonso fue la providencial salida a la pista del coche de seguridad en el momento ideal, cuando pasó de estar desesperado a empezar a cobrar una posición aventajada. Y fue casualmente su compañero de equipo, el brasileño Nelson Piquet, quien le brindó en bandeja esa oportunidad, aunque tuvo que ser por un accidente, del que salió ileso.
Pero ese factor no fue decisivo por sí mismo. Si no hay coche ni piloto, después es muy complicado imprimir un ritmo suficiente para hacer que esa situación se consolide. A Alonso le sobran argumentos de piloto y, apoyado por un coche competitivo, supo hacer valer la ventaja que le otorgó el coche de seguridad.
Ahora la duda de Alonso es saber si lo del domingo puede repetirse en las carreras que quedan hasta el final de la temporada, Japón, China y Brasil, o si se trata de una simple conjunción de factores restringidos a un trazado, el urbano se Singapur, especialmente adaptado a las características del R28. El triunfo de Alonso redondeó, además, varias cifras: victoria número 20, podio número 50 y triunfo en la carrera número 800 del Mundial de Fórmula Uno.

Alonso vence con una remontada épica


Pasó de la 15ª plaza al triunfo después de una carrera perfecta, sin errores y con un gran ritmo. La salida del coche de seguridad compensó la mala suerte del sábado. Hamilton, tercero, se distancia en el Mundial


El destino siempre se cobra sus deudas. El 6 de agosto de 2006, Fernando Alonso remontó en Hungría de la 15ª plaza de la parrilla a la primera en sólo unas vueltas. Iba lanzado hacia una victoria magistral, pero uno de sus mecánicos apretó mal una tuerca y aquel triunfo se quedó en el limbo de los deseos incumplidos. De las gestas del deporte sin culminar. Ayer la justicia divina le devolvió al mejor piloto del mundo aquella victoria que era merecidamente suya.
Salía 15º, como entonces. Todo parecía perdido el sábado, como en Hungaroring, pero esta vez, a diferencia de entonces, la fortuna de un coche de seguridad a tiempo sí que estuvo de su lado. La primera carrera nocturna de la historia fue para Alonso, el piloto que mejor improvisa ante un circuito nuevo y donde era muy difícil encontrar unos buenos reglajes. Un lugar donde la potencia importaba menos que en otras pistas y la humedad ponía a prueba la preparación física.
Es el vigésimo triunfo de su carrera, su podio número cincuenta y el regreso a lo más alto un año y veinte días después de su último triunfo con McLaren, y tres años y tres días después de que conquistara su primer título en Brasil. Nada más cruzar la meta, al asturiano apenas le salían las palabras. Tras una carrera extenuante, de una hora y 57 minutos sobre un trazado en el sentido contrario a las agujas del reloj, sólo gritaba de alegría y mandaba el clásico saludo de los pajaritos a casa. No pudo beber agua en toda la carrera y, pese a todo, la terminó con su vuelta rápida personal en la 55, a seis del final. La tercera más veloz de la parrilla y que le sirvió para sentenciar la prueba. Briatore le dijo por radio: "¡Bravo, bravo, bravo, Fernando!", "¡finalmente, cazzo, finalmente!". A Flavio le siguió Pat Symonds: "Bien hecho, un trabajo brillante". Y el ingeniero de pista Dave Greenwood: "Fantástico Fernando, fantástico". Alonso les contestó imbuido de los galones de capitán de la nave: "Gracias a todos, buen trabajo. He tenido un supercoche todo el fin de semana. Mala suerte el sábado y buena hoy, pero un buen coche en todo momento".
Emoción
Fernando se subió al coche embargado por la emoción, se golpeó el pecho y se encontró en la antesala del podio con Briatore, que le abrazó, y con Hamilton, tercero en meta, que no tuvo ningún problema en felicitarle. Arriba, en lo alto del cajón, sonó el himno de España. El ovetense cumplió con el saludo a su tropa, pero confesó después que no distinguía bien a las personas, sólo veía colores después de dos horas de fogonazos a alta velocidad.
Lewis, que se aleja en el Mundial a siete puntos de Felipe Massa después del naufragio de Ferrari, charló con su ex compañero de lo dura que había sido la carrera. Nico Rosberg, brillante segundo en meta, sonreía con la mirada perdida. Alonso se fue a ver a sus mecánicos, que le mantearon como en los viejos tiempos. Olía a champán junto a su familia de las carreras.
La estrella de Renault optó por una táctica de todo o nada, con una primera parada en la vuelta doce y la posibilidad de jugársela a tres detenciones. Meditaron ir a una sola, pero los frenos no iban a resistir, ni tampoco los neumáticos blandos. Así que salió con esos compuestos tiernos a por todas, pasó a cuatro antes de la primera detención y se colocó undécimo. El plan decía que se la jugaban con tres paradas si Fernando pasaba a seis pilotos antes del pit stop inicial. Así que decidieron ir al plan B, a dos pasos por los boxes.
Justo después, Piquet se salió y estrelló su R28 contra las protecciones. Era 18º. Safety car. Hasta entonces la carrera la dominaba Massa sin demasiados problemas y Raikkonen comenzaba a acechar a Hamilton vuelta rápida tras vuelta rápida. El brasileño se detuvo en la vuelta 17, algo que refrenda la tesis de que Alonso iba el sábado a por la pole con menos gasolina que los favoritos. De la Rosa lo reconocía sin tapujos: "Este fin de semana Fernando habría luchado por la victoria también de no tener la avería del sábado".
En el repostaje, el brasileño de Ferrari perdió muchas de las opciones de ser campeón que le quedaban. El mecánico que sostiene la barra con semáforos que da vía libre al piloto para que vuelva a pista apretó la luz verde antes de tiempo y Felipe salió disparado con toda la manguera colgando del coche. Esperó a final de boxes. Sus mecánicos llegaron a la carrera y perdió una minutada. Para más inri, le sancionaron con un drive through por salir peligrosamente de boxes (casi choca con Kovalainen). Se quedó último y poco más pudo progresar con algún error de pilotaje, incluido un trompo en la chicane bajo la tribuna, que desencadenó el accidente de Sutil y la salida del último coche de seguridad. Ése que pulió la ventaja que tenía Alonso y puso el corazón en un puño a todo un país.
Después de la primera parada el asturiano era quinto, con Trulli y Fisichella aún por detenerse, y Rosberg y Kubica pendientes de sanción por entrar a destiempo en boxes, con el pit cerrado. Una vez sancionados, el resto fue una exhibición de ritmo del campeón español. Lewis se quedó detrás de Coulthard y Kimi remontó hasta la quinta plaza. Pero se estrelló a pocos minutos del final en un error producto quizás de una mala preparación física. El finlandés entregó el número uno después de una temporada aciaga. Hamilton se postula como su sucesor.


El crack
Alonso Soberbia carrera del ovetense, marca de la casa. Agresivo en la salida y muy poderoso en el vuelta a vuelta. Aprovechó su oportunidad hasta alcanzar merecidamente la victoria.

¡Vaya día!
Massa El brasileño tiene el título mundial muy complicado después de un error de su equipo. Tampoco remontó y ahora está a siete puntos de Hamilton con treinta en juego.

La maniobra
Alonso Los adelantamientos a los dos Red Bull en los primeros metros de la carrera, y después a Trulli, en una pista donde no se puede pasar, fueron soberbios.

El duro
Comisarios Esta temporada los jueces de la FIA son absolutamente inflexibles y sancionaron a Felipe Massa sin apiadarse de que tenía la carrera totalmente perdida.